Aunque muchos lo asocian con
Inglaterra, se comenzó a preparar en China, cerca del 2500 a.C.
Té negro u oxidado: Muy procesado y más fuertemente condimentado. Sus
variedades incluyen Ceilán, Assam, Darjeeling y Sikkim.
Oolong o té semioxidado: Tiene un grado de oxidación intermedia entre el té negro y el té verde.
Té verde o sin oxidar: Esta variedad en particular tiene muchos beneficios para la salud, entre ellos, previene que se acumule el colesterol en las arterias, detiene el crecimiento del cáncer de mamas y es rico en antioxidantes. Para leer más al respecto, les recomiendo esta nota.
Té blanco: Se elabora con marchitamiento y secado manual.
Té amarillo: Variedad de té levemente oxidada sin procesos mecánicos.
Té rojo o Pu-erh: Variedad posfermentada mediante un proceso único, que puede llevar de dos a sesenta años.
¿Y por qué me gusta tanto el té?
Porque lo asocio a mi querido tío,
posiblemente por las tarde en que íbamos a tomar el té a su apartamento cuando
él vivía.
Para seguir
leyendo:
- El Gran Libro del Té, de Lourdes Prat & Jessica Ramos.
- Manual del Sommelier de Té, de Victoria Bisogno & Jane Pettigrew.
- El Club del Té
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